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Fenicia, Valle. Café, plataneras y una iglesia de hojalata. No es fácil llegar a Fenicia, en el Valle del Cauca. Pero lo era mucho menos hace unos años, cuando la violencia asolaba este país y esta región. Ahora ya no es así. Ahora no es fácil, pero es seguro. Puedes alcanzar el lugar en una carretera serpenteante que sale desde Río Frío, a pocos kilómetros de Tuluá, y que te hará recorrer varios pisos térmicos en media hora pasando del calor al fresco, del sol a la neblina, de la palmera al café.  Este corregimiento de Río Frío acaba siendo imperdible para quienes quieren ver la naturaleza de la Cordillera occidental en todo su esplendor. A medida que se recorren los kilómetros cambia la fisonomía del paisaje y los horizontes se extienden. La plantaciones de caña, monopolio en el Valle, dejan el paso a montañas de café combinados con plataneras en pequeñas haciendas con sus casas tìpicas en lo alto. Las vistas a lo lejos están envueltas en un halo de irrealidad, como pantallas que pas

La torre del lagarto que partió un rayo

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Sillustani; el solo nombre es evocador. Nos trae a la mente antiguas fortalezas altiplánicas en los lugares más misteriosos. Porque todo alrededor del Titikaka es un misterio. El camino hacia la Sillustani ya es toda una metáfora del Khapaj Ñan: la vida en la que no se recorre espiritualmente el camino es una vida desperdiciada. Es mejor que llegues por la tarde, en el momento en que el sol colisiona de frente a la torre. Después de tomar suficiente mate de coca, porque estarás a cuatro mil metros. Cuando subas, la verás completa. Si te fijas, en uno de sus lados aparece el reflejo de un lagarto esculpido en altorrelieve en una de las losas. Sigues caminando, subiendo al promontorio por la ladera. Pronto verás que la torre, que parecía maciza por el frente, colapsó en una parte. Un rayo la partió llevándose siglos de historia pero, a la vez, convirtiéndola en lo que es: la torre partida por un rayo. Los huaqueros también hicieron su trabajo. Su nombre correcto es c

De León a Granada (o de Granada a León)

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Fíjense en este detalle: un león encadenado. Es de la puerta de los Leones, la entrada al edificio llamado de los Tres Mundos, construido en el siglo XVIII al estilo del barroco del XVII. Si van a Granada, Nicaragua, no pueden perdérsela; la encontrarán a unos metros al norte de la catedral.  Cabe preguntarse qué hacen unos leones encadenados en uno de los ejemplos más relevantes del barroco latinoamericano. La razón la pueden encontrar en una vieja confrontación entre las dos ciudades más bellas de Nicaragua: León y Granada, eternas adversarias. Un litigio que duró décadas mientras se disputaban la capitalidad del país Al final la capital quedó en una ciudad equidistante a las dos: Managua. Todavía hoy en día difícilmente un granadino le hablará bien de León, y un leonés le hablará bien de Granada. León liberal, progresista, intelectual, cuna de poetas y de la revolución. Todavía permanece el museo-archivo de Rubén Darío, el que escribiera en Retorno: Si pe

Por tierra de contrabandistas: del Moraig al Llebeig

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Entre la Granadella y el Cap d´Or, a las faldas del puig de la Llorença, se esconde un tesoro: aguas transparentes y de arriesgadas tonalidades azules a los pies de acantilados imponentes y playas desiertas. Son las calas de Benitatxell. Cala del Moraig y morro Falquí Cualquiera que pregunte por la costa al sur del Cabo de la Nao recibirá por respuesta la masificación, los carteles en inglés las construcciones estilo bungalows, los bares de guiris y el turismo vertical modelo Benidorm. Pero, desde luego, no todo es así. Aunque el turismo ha hecho estragos en la costa mediterránea, aún se conservan algunos parajes que han mantenido la esencia de esta tierra. Cova dels Arcs Antes de la explosión del turismo la población de la costa marinera de Valencia era humilde. La diferencia entre pescadores y agricultores, característica de toda la costa valenciana, se percibe con claridad en los núcleos tradicionales, en el interior, y las pedanías costeras: Xàbia-Duanes, o Teul

El Grand Tour termina en Posidonia

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"¿Qué es esto?", se preguntaba Lord Frederick North por escrito en una carta a Dampier, allá por 1753. "Entramos por una puerta que aún se mantenía sólida, y caminamos durante algunos minutos sobre un antiguo pavimento... De repente, nos golpean la vista tres edificios grandes, paralelos entre ellos, pero separados por cierta distancia". Se refería a los grandes templos que se alzan incólumes en Posidonia (Paestum para los romanos), seguramente los mejor conservador restos de arte griego del mundo. Y, atención, no están en la actual Grecia: se sitúan en el sur de Italia, a menos de cien kilómetros de Nápoles y a un tiro de piedra de esa ciudad marinera que tanto tiene que contar llamada Salerno. Imaginémonos a los obreros de la época de Carlos de Borbón, futuro Carlos III, picando y removiendo tierra para construir la carretera hacia el Sur. Y encontrarse con los bloques de piedra que habían permanecido durante al menos seis siglos enterrados bajo ti

El mejor bar de la ciudad

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Quien conozca Sucre superficialmente puede llevarse la impresión de que es una ciudad anodina, donde pasan pocas cosas. Pero como en los lugares más sorprendentes, es eso: una impresión. Bajo esa piel blanca de casas coloniales con enormes muros, de calles paralelas y perpendiculares que el modelo La Laguna extendió por toda América Latina, de su aeropuerto estilo retro (hay uno nuevo en construcción), de las portadas de las iglesias barrocas, y de gente de buena casta, o que se sienten así, paseando por sus ordenadas calles, existe todo un mundo que  hace temblar los cimientos cuando menos se espera.  Esquina de la plaza 25 de mayo Aunque Bolivia fue el último país de Suramérica que logró independizarse, el primer grito de libertad se dio en Chuquisaca, actual Sucre, el 25 de Mayo de 1809. Hoy en día la plaza principal de la ciudad se llama 25 de Mayo. La guerra federal boliviana, a caballo entre el siglo XIX y el XX, tuvo lugar entre los conservadores de Sucre y los liber

Donde todo empezó

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Cuenta la leyenda que Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del sol, cruzaron el lago Titicaca y enseñaron a los habitantes del otro lado la tecnología para construir, sembrar y crear un imperio. El suceso habría tenido lugar hace unos ochocientos años, y a los habitantes del territorio los llamarían incas . ¿Y antes de los incas? Hace mil años, en actuales tierras bolivianas, al otro lado del lago, los adoradores del sol ocupaban el altiplano a menos de cien kilómetros de La Paz. En su capital, Tiawanaco, todavía se puede apreciar la puerta del sol, las cabezas clavas, y se celebra el solsticio de invierno con hoja de coca y ceremonias milenarias. ¿Y antes...? ¿Existe un origen de Tiawanako que podamos conocer? Los expertos dicen que sí, y se llama Chavín de Huántar. El dios de las varas, Viracocha, símbolo de la puerta del sol tiawanakota, aparece en la estela Raimondi, el monolito de granito que se descubrió en Chavín en 1873 y que ahora se conserva en Lima. Las cabezas clavad