Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2008

Delfos, el fin y el principio

Imagen
Este año, durante un inolvidable viaje por Grecia, cumplí un sueño: conocer el oráculo de Delfos. Era una luminosa mañana de marzo cuando salimos de Atenas hasta Tebas, bordeamos el monte Parnaso y llegamos a ese pequeño pueblo que durante siglos tomó las grandes decisiones del mundo. La chica de la cafetería nos había dibujado amablemente la ruta en una servilleta de papel, para qué más, y con la servilleta en una mano y el deseo de conocer el oráculo en la otra, condujimos hacia el oeste, hasta el mismo borde del estrecho de Corinto. No sabía muy bien qué me iba a encontrar en Delfos. No creía que fuera lo mismo que desean encontrarse multitudes de turistas de pantalones cortos, sandalias y camisas de flores, cámara de fotos en mano, que esperan que una pitia alucinógena desde la roca les hable de su futuro exhalando fluidos y vapores. Yo pensaba que la cosa sería más discreta, pero no oculto que tenía la intuición de que el oráculo de Delfos incidiría en mi destino, quizás en s

Los pilotos, nuevo sujeto revolucionario

Imagen
No se lo escuché a Marta Harnecker, sino que se lo leí a Decio en un mensaje que me envió cuando le comuniqué que mi avión, gracias a la huelga "encubierta" del SEPLA, salía con varias horas de retraso. Muy gentilmente, la chica que atendía en el counter de Iberia me dio a leer un papelito donde se denunciaba que el retraso era debido a la huelga de pilotos del SEPLA, y la compañía se lavaba las manos ante cualquier responsabilidad. "Pero eso es Iberia, ¿a mí qué me cuenta?" -le repuse, resistiéndome a lo inminente. "No es Iberia, es toda Europa", respondió la mujer, que indudablemente no entendía que la "E" de SEPLA califica de español al sindicato. Y yo la verdad es que no sé, ni me importa, si será español, en particular cuando escucho el acento de los pilotos al despegar o al aterrizar (aquello de buenos días, les habla el captain); lo que sé es que no parece que sea sindicato. O, por lo menos, los sindicatos ya no son lo que eran. Antes,

Lo que importa y lo que no

Imagen
En el Mr. Books de El Jardín encontré hace unas semanas la versión de EDAF del Bhagavad-Gita, ese episodio del Mahabharata que sintetiza el pensamiento hinduista del que bebió el budismo. No lo estaba buscando, pero llegó. Aunque hayan pasado más de dos mil años desde que se escribió, o justamente por eso, muchas de sus partes son de una actualidad sorprendente. Entre ellas, aquella diferenciación que fue lo que más me atrajo del pensamiento budista cuando empecé a interesarme por él: la distinción entre lo que importa y lo que no importa. El Bhagavad-Gita no lo dice exactamente así, pero la referencia, como dirían los juristas, es tácita. De hecho, no se refiere expresamente al samsara, la rueda de la vida que se repite mientras se aprende, una y otra y otra vez. Pero sí habla del pensamiento hacia adentro, es decir, del hecho de reflexionar sobre lo que realmente importa. El ejemplo del cuerpo de la tortuga que incluye el Bhagavad-Gita es difícil de superar. "Quien desvía lo

Ir para siempre regresar

Imagen
Hay pocas ciudades a las que uno regresaría siempre. Mi principal es Bogotá. No sólo por la biblioteca Arango y el Juan Valdez del museo Botero, ni tampoco por el restaurante japonés de la zona T, aunque no me lo pierda en cada una de mis visitas. Ni siquiera por los teatros de la Candelaria, ni por el Café Oma de la 93, ni por el Corral de la gasolinera Texaco de la séptima y el sabor de sus hamburguesas de madrugada, casi al amanecer. En el caso de Bogotá es por los amigos que llegaron tan de repente como de repente pasaron a ser importantes en mi vida. Aparecí por la Universidad Externado hace tres años y nunca me quise ir. Fui a buscar y lo que pasó es que encontré: encontré el sabor de la verdadera hospitalidad, bañada de tarta de amapola en el café-librería de la universidad, y encontré el calor de nuevos amigos cuando creía que los amigos de verdad ya habían aparecido. Salí del Externado apresuradamente por razones profesionales que no vienen al caso, pero lo cierto, y eso lo e