Los pilotos, nuevo sujeto revolucionario

No se lo escuché a Marta Harnecker, sino que se lo leí a Decio en un mensaje que me envió cuando le comuniqué que mi avión, gracias a la huelga "encubierta" del SEPLA, salía con varias horas de retraso. Muy gentilmente, la chica que atendía en el counter de Iberia me dio a leer un papelito donde se denunciaba que el retraso era debido a la huelga de pilotos del SEPLA, y la compañía se lavaba las manos ante cualquier responsabilidad. "Pero eso es Iberia, ¿a mí qué me cuenta?" -le repuse, resistiéndome a lo inminente. "No es Iberia, es toda Europa", respondió la mujer, que indudablemente no entendía que la "E" de SEPLA califica de español al sindicato.

Y yo la verdad es que no sé, ni me importa, si será español, en particular cuando escucho el acento de los pilotos al despegar o al aterrizar (aquello de buenos días, les habla el captain); lo que sé es que no parece que sea sindicato. O, por lo menos, los sindicatos ya no son lo que eran. Antes, qué tiempos aquellos, los sindicatos luchaban por la vida digna de los obreros, para que no acarrearan más peso del perjudicial para sus columnas, o para que pudieran disfrutar de unas horas mínimas de esparcimiento. Pero este sindicato español de pilotos lo que busca es que la T4 se quede enterita para Iberia, volar menos y cobrar más. Porque todo lo demás ya lo tienen: jubilación temprana, visa oro, hoteles de lujo y sueldo por los aires, como el boeing. Y cuando se acerca la semana santa, el verano o las navidades, échense a temblar. Esto es, todo un nuevo sujeto revolucionario, un sindicato propiamente con clase.

Pero lo peor de la historia es que tampoco el patrón es especialmente santo de mi devoción. No sólo, ni siquiera, porque el cátering de Iberia es detestable (¿pollo o paella?) cuando te lo dan, y las sillas se acortan cada vez más, como por arte de magia; tampoco porque no baje sustancialmente el precio del pasaje con el descenso del combustible, aunque fue la subida de éste último la principal excusa que pusieron a la hora del aumento espectacular que sufrieron hace no tanto. Lo peor es el trato al cliente, porque no hay nada más frustrante que tener a una compañía delante que se piensa que te chupas el dedo cuando te comentan, con toda la parsimonia del mundo, que el overbooking que te va a impedir estar el día de nochebuena en tu casa está permitido por la ley, o que las maletas llegarán en el siguiente vuelo, cuando están cruzando la isla de Tonga.

Y al final, los turrones allá, yo acá e Iberia por enmedio. En fin, feliz con Iberia, o disfruta la fruta, que diría Andrés y que, bien mirado, viene a ser lo mismo.

Comentarios

Andrés Chiriboga T. ha dicho que…
Chuta Rubén, y tu que esperabas un viaje de primera clase y demás. De todas formas, cuando te pregunten ¿qué tal el viaje? será una mejor historia que contar. Voy a incorporar el sindicalismo aéreo a mi análisis, ese sí que puede ser un problema... cuídense los del MPD!

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