¿El Papa sabe lo vuestro?


Ninguna novedad respecto al sincretismo. Al fin y al cabo, su eficacia ha sido demostrada a lo largo de los siglos. Los romanos fueron unos maestros adoptando todo tipo de deidades con tal de que se adaptaran a la naturaleza politeísta del Imperio. De ahí el problema con el cristianismo: el dios único anulaba a la multiplicidad, y no había concesiones. ¿O sí? Bueno, siempre quedaban vírgenes, santos, o la mismísima y difícilmente explicable trinidad, tres en uno, que podían servir de válvula de escape a los paganos que debían convertirse a la cristiandad. De alguna forma podían seguir creyendo en sus deidades y adorar al mismo tiempo al dios único y verdadero. Al fin y al cabo, la palabra "Dios" no es otra que el "Zeus" griego, latinizado.

Escaleras de la Iglesia de Santo To
El cristianismo, en efecto, aprendió bien. No en vano se convirtió en la religión oficial del imperio, sustituyendo así el nacimiento de Jesús al del Sol Invicto (Apolo Helios), o la festividad dedicada a Mitra. No era grave, al fin y al cabo la celebración se trataba del solsticio de invierno, que no podía representar otra cosa que principio del fin de la oscuridad y la esperanza de una nueva luz.




Interior de la Iglesia.
El fuego que alaba a las deidades
El sincretismo sigue siendo una de las realidades sociológicas de nuestro mundo, y así nos va, por profanos. Hay sociedades que lo viven sin ningún tipo de tapujos. Uno podría pensar que se trata de prácticas más o menos toleradas, pero nunca oficialmente seguidas. Al fin y al cabo, la Iglesia católica, apostólica y romana, mantiene su doctrina (estipulaciones doctrinarias) y su catecismo (etimológicamente, la voz de los actores griegos haciendo eco desde sus máscaras). Pero va y uno llega a Chichicastenango, una belleza dentro de otra belleza llamada Guatemala, y lo primero que ve a los lados del mercado maya son dos iglesias blancas, impolutas, alzadas una frente a la otra, como gemelas destinadas a mirarse sin tregua. 

La del fondo es el Calvario del Señor Sepultado, donde se venera al Cristo yacente. Con un poco de suerte, si se asoma por la última entrada, podrá ver, e incluso conversar (especialmente si cuenta con rudimentos de quiché), con el párroco que estará leyendo el futuro con frijoles, aconsejando al vecino que sufre de mal de amores. Debe tratarse de problemas graves, así que mejor dejemos que realicen su adivinación con tranquilidad detrás de la pared donde se venera al Cristo.

Crucemos el mercado, entre figuras de santos y estatuas de dioses mayas que conviven en paz, y subamos los dieciocho peldaños de la Iglesia de Santo Tomás; recuerden, una grada por mes del calendario sagrado maya, todo un homenaje a las viejas creencias del Popol Vuh, que por cierto fue redescubierto en Chichi. Desde la entrada al sagrado recinto comenzarán a percibir olores a vela consumida y a elementos quemados. Lo que vea cuando entre no será una hoguera cualquiera; es una ofrenda a los dioses maya que se realiza en el interior de la iglesia, sin rodeos.

Dios y los dioses conviven en paz en Santo Tomás, y los curas del Calvario adivinan el futuro sin que eso les genere ningún trauma existencial. Los dioses son más sabios que los humanos, no hay duda. Pero no sabemos lo que pasará en el futuro, porque yo me pregunto, ¿y si el Papa se entera de lo vuestro?

Comentarios

Recomenzar ha dicho que…
se entera de lo nuestro.. vuestro... y de ellos un abrazo

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