El día de Todos los Santos en el país de todos los santos

Ir con las tres Lizbeths (Tania Lizbeth, Emilia Lizbeth y Lizbeth Liliana) rumbo al sur, hacia Ambato, el día de Todos los Santos, es también recordar que Ecuador es el país de todos los santos. Menudo trabajo hizo la iglesia, ríanse ustedes de la propaganda del imperio acadio. Ya saben: San Patricio, San Felipe, San Antonio... lugares, autobuses, comercios... los santos presentes en todo lugar. Por eso no es de extrañar que la afluencia a los cementerios el día de Todos los Santos no sea una presencia habitual, sino que sorprende por su alegría, en cierta medida jovialidad, y hasta las flores parecen más vistosas. Los familiares y amigos visitan el cementerio, comen sobre las tumbas, hablan a las personas que ya no están, e incluso cantan; junto al acordeonista, las penas son menos penas y el día pasa rápido.


La ruta turística hacia Ambato tiene otros atractivos: probar el queso de hoja en Latacunga, saborear los helados de Salcedo en Salcedo, meditar frente a las aguas verdes del lago Yumbo, comer el delicioso llapingacho -gracias, Tania, una vez más- o comprar objetos de piel en Quisapincha, ante los ojos atónitos de Lizbeth Liliana que no podía creer los precios que le pedían. También, cómo no, es obligada la colada morada típica de estas fechas, que hizo su trabajo en los estómagos de algunos (como, por otro lado, no sorprende a nadie), y el regreso a Quito por una carretera que pasó a tener el doble de carriles de los marcados. Poco importan los coches que vengan de cara: esto es Quito durante la operación entrada, y nosotros vamos a favor de la corriente.

Pero, sin duda, lo más emocionante es ver a señoras como la de la foto a la puerta del cementerio vendiendo puerco asado y comiéndose su sopita. Desde luego, el día de Todos los Santos no parece la mejor ocasión para comenzar la dieta.

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